¿Por qué el típico vídeo motivacional de internet no funciona con mi equipo?
Muchos
entrenadores sueñan con dar a su equipo un discurso antes del partido digno de
películas como “Coach Carter”, “Un Domingo Cualquiera” o “Invictus”. Se pasan
horas pensando qué frases decir antes de sus partidos, cómo llegar al corazón
de sus jugadores, y que salgan al campo con ganas de comerse el mundo;
encontrar esa frase que les motive para sacar lo mejor de sí mismos y dejarse
la piel hasta ganar el partido.
Creen haberla
encontrado, y se dirigen al campo satisfechos. Mandan a sus jugadores calentar,
y están tranquilos, porque saben que unos minutos antes del partido les dirá su
discurso y sus jugadores saldrán al 100%. Algunos incluso, sobre todo al llegar
las fases finales, han preparado un vídeo, han descargado aquel basado en
hechos reales de como el que parecía el peor equipo de un pequeño pueblo de
Ohio acabó ganando el campeonato interestatal, o aquel en el que un hombre de
mediana edad que ha sufrido un accidente de tráfico, supera sus límites y acaba
una maratón.
Imagen de la película Un Domingo Cualquiera.
“¡Vestuario!”,
y ahí les tiene a todos, y pone el vídeo, pelos de punta, dice su frase, LA
frase, y ve como empiezan a aplaudir y animarse entre ellos; salen al campo,
concentración, motivación; empieza el partido, ganas de hacerlo bien y no
defraudar al que parecía el peor equipo de un pequeño pueblo de Ohio, ni al
entrenador.
No es raro que
en este escenario, tan épico, tan bonito, salgan buenas jugadas al principio,
pero que también haya precipitación, sobreactivación, y frustración en el
momento que vemos que las cosas no salen ni tan fácil ni tan bien como
esperábamos. “¿Cómo es posible? ¿Si les he puesto los pelos de punta?”.
Los vídeos
motivacionales son un arma de doble filo, la música y las imágenes generan una
reacción física y psicológica de activación y motivación, es cierto que
levantan al equipo, pero este efecto es poco duradero. La primera razón es que
muchas veces esos vídeos no suelen tener unos protagonistas con los que podamos
identificarnos del todo, y esto es un aspecto esencial. Además, generan emoción
sin unas pautas claras de acción; vale, estoy motivado, quiero ganar este
partido, pero ¿cómo lo hago?.
Dar un
discurso prepartido es muy importante para salir con buena actitud y activación
al partido, pero para que este sea adecuado, necesito conocer las necesidades
de mi equipo en general y de mis jugadores en particular. ¿Suele ser mi equipo
un equipo nervioso y precipitado? Entonces necesitaré hablar con ellos de una forma
tranquila y pausada, para generar calma en el equipo; ¿tengo algún jugador que
necesito que aparezca en partido? Tendré que acercarme y hablar personalmente
con él, interesarme por su estado, sus emociones y en función de su respuesta
actuar. Además de esto, un aspecto fundamental en una charla antes del partido,
incluso en el descanso, es recordar los objetivos del partido, qué espero de
ellos en ese partido (no a nivel resultado, si no a nivel actitudinal y
conductual); y dar pautas concretas de acción (repaso de jugadas, establecer
responsabilidades en determinadas situaciones de partido, y repaso de
diferentes escenarios que se hayan trabajado).
En resumen,
una charla pre-partido debe contener:
-Palabras
clave de actitud que busquemos en función de las características de nuestro
equipo y los jugadores: confianza, seguridad, …
-Análisis del
partido que tenemos por delante; el partido concreto, no la fase; con el
objetivo de empezar a concentrarse, y analizar posibles situaciones que se
puedan dar.
-Repaso de
objetivos y aspectos técnico-tácticos del partido: no es el momento de inventar
cosas nuevas, hay que trabajar en partido lo que se haya entrenado.
-Tras la
charla al equipo en general, me tendré que acercar a aquellos jugadores que vea
con demasiado nervio o desmotivación, o que sepa que necesiten una atención más
personalizada, y hablar con ellos.
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